El artista Juan Roberto Diago Durruthy rinde homenaje a su abuelo Roberto Diago Querol (1920 –1955), con una exposición que más allá de recordar el centenario de uno de los imprescindibles de las artes visuales cubanas, resulta un puente entre la obra de los dos creadores.
A juicio de Virginia Alberdi, directora de la galería Villa Manuela, donde se exhibe la muestra Homenaje, Diago Querol dejó una huella perdurable en la historia de las artes plásticas cubanas de la medianía del siglo pasado, legado del que todos somos deudores. Para Roberto Diago, la deuda viene del amor y la influencia familiar:
"Por mi abuelo siento una admiración inmensa, gracias a la educación y a la insistencia de mi abuela Josefina Urfé, quien enviudó muy joven: mi abuelo muere con 34 años, y eso fue como un trauma para ella, porque quedaron dos niños, mi padre y mi tía.
Y cuando nací yo, ella comienza esa relación pasional conmigo, hablándome siempre de mi abuelo, su participación en el grupo Orígenes, la amistad con José Lezama Lima, con Bola de Nieve, con René Portocarrero, con Víctor Hugo, con todos esos intelectuales de la época.
Crecí en ese ambiente, rodeado de las historias de mi abuelo, de los libros, de la música, y fue mi abuela quien me llevó por ese camino".
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