Nació en un hogar humilde, acorralado entre necesidades y sueños. Desde niño, de la mano de un talento inigualable, se fue transformando en una figura internacional y en el padre de su numerosa familia.
Hasta que llegaron los años ochenta y, en menos de cuatro minutos, la vida lo catapultó para siempre hacia el mega estrellato. Fue reconocido, unánimemente, como el mejor de la historia.
Desde su intacta conciencia de clase, nunca olvidó de dónde venía y a quiénes representaba. Utilizó su posición de privilegio para darle voz a los débiles, para luchar por los postergados. Uno de los nadies, una vez, había llegado a lo más alto.
Siempre esquivó la comodidad. Fue una piedra en el zapato para el poder de turno, y se enfrentó con ese periodismo que anteponía el morbo a la información. No se privó de decirles, cada vez, lo que pensaba de ellos.
Pero llegar a esas cumbres, a las que muy pocos acceden, no es gratuito. La gloria eterna se paga, y con creces. La naturaleza humana, como la Luna, también tiene un lado oscuro.
Fue el más humano de los dioses, como lo definió un poeta alguna vez. Y quienes nunca aceptaron semejante cambio de las reglas de juego, lo aprovecharían para cobrarse las cuentas pendientes.
Encarnó como pocos al ídolo caído, entre infiernos y resurrecciones. Y cuando intentó volver a demostrar quién era, sobre todo ante sus hijos, el destino –¿o él mismo? – se empeñó en frustrar para siempre el regreso. Fue víctima, hasta el final de sus días, de quienes solo lo vieron como sinónimo de dinero. Su vida, y su muerte, nos interpelan.
Cuando el ruido se acalla y se apagan los reflectores, queda lo único que importa: el impacto imborrable en la cultura popular mundial, y el amor genuino e inquebrantable del gran público.
Estas palabras no son más que una «gambeta» retórica, porque no se refieren a Michael Jackson. O en realidad, sí. Te invitamos, en compañía de nuestro amigo Rodrigo FM, a reflexionar sobre Diego Armando Maradona y los increíbles paralelismos entre estos dos seres únicos, contradictorios e irrepetibles.
Ambos tronos siguen vacantes.
Comentarios
No comparto la comparación entre ambos, para nada !!. Les sucedieron cosas "similares" en la vida. Pero Michael ni se parece a Maradona !!. Definitivamente NO
excelente!
A priori no prometía demasiado pero finalmente lo he escuchado del tirón (las 3 horas y media!) y aunque pueda estar más o menos de acuerdo me parece entendible por donde queréis enfocar el tema. La pelota no se juzga, el pentagrama tampoco se debería... pero al menos desde aquí (España) los males de uno se dejan a parte mientras los del otro son lo primero en salir a la palestra, tristemente. Entiendo la pasión de Rodrigo, entiendo lo que representa esa historia del héroe que lucha contra las adversidades aunque venga desde los más humildes inicios y que en todos, seas un semidiós o un simple mortal, existen luces y sombras. No quiero juzgar a Diego. Como catalán y del Barça, nosotros lo tuvimos ("We had him" como recitaría Maya Angelou) y siempre lo tendremos presente como uno de esos mitos que pasó por el Nou Camp y con eso me quedo, lo que pasó una vez que el partido se acabara ahora ya no se puede cambiar y no digo que no importase pero ya no se puede volver a atrás.