Día 14
DE LA OBEDIENCIA DEL SÚBDITO HUMILDE A EJEMPLO DE JESUCRISTO
Texto para meditar: Imitación de Cristo, libro III, cap. 13
Hijo, el que procura sustraerse de la obediencia, él mismo se aparta de la
gracia; y el que quiere tener cosas propias pierde las comunes.
El que no se sujeta de buena gana a su superior, señal es que su carne
aún no le obedece perfectamente, sino que muchas veces se resiste y
murmura.
Aprende, pues, a sujetarte prontamente a tu superior, si deseas tener tu
carne sujeta. Porque tanto más presto se vence al enemigo exterior,
cuanto no estuviere debilitado el hombre interior.
No hay enemigo peor ni más dañoso para el alma que tú mismo, si no
estás bien avenido con el espíritu.
Necesario es que tengas verdadero desprecio de ti mismo, si quieres
vencer la carne y la sangre.
Porque aún te amas muy desordenadamente, por eso temes sujetarte del
todo a la voluntad de otros.
Pero ¿qué mucho es que tú, polvo y nada, te sujetes al hombre por Dios,
cuando Yo, Omnipotente y Altísimo, que crié todas las cosas de la nada,
me sujeté al hombre humildemente por ti?
Me hice el más humilde y abatido de todos, para que vencieses tu
soberbia con mi humildad.
Aprende, polvo, a obedecer; aprende, tierra y lodo, a humillarte y
postrarte a los pies de todos.
Aprende a quebrantar tus inclinaciones y rendirte a toda sujeción.
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