El 12 de diciembre de 2016 tuvo lugar en la Fundación Rafael del Pino el diálogo entre José Manuel Garcia-Margallo, ex ministro de Asuntos Exteriores, y Fernando Eguidazu, ex secretario de Estado de Unión Europea, con motivo de la presentación del libro escrito por ambos, titulado “Europa y el porvenir: Cómo preservar y fortalecer el modelo europeo de bienestar”. El Estado del Bienestar, explicó Margallo, es una de las señas de identidad de Europa. Preservarlo es preservar lo mejor de Europa, pero es uno de los temas más complicados que tendrán que afrontarse en los próximos años debido a que habrá menos cotizantes y más pensionistas. Abundando en este sentido, Eguidazu señaló que el Estado del Bienestar es muy exigente porque necesita una economía próspera y competitiva para mantenerlo. El futuro del Estado del Bienestar, por tanto, no parece asegurado, al menos ante los ojos de los ciudadanos. Y es que, como indicó Margallo, la globalización ha despertado en la gente el miedo a perder el empleo, el medio de vida, y la identidad cultural. La ciudadanía lo achaca a la inmigración y a los tratados de libre comercio. Margallo, por ello, considera que vamos hacia un mundo más proteccionista. Además, como los ascensores sociales se han parado y la gente piensa que los tiempos que vienen serán peores, todo esto ha dado lugar al auge del populismo. Eguidazu recordó, al respecto, que la globalización tiene ganadores y perdedores. Esto implica que parte de la población pierde su medio de vida y, en estos momentos, no tiene posibilidad de reciclarse profesionalmente. En Europa, además, se ha perdido la ilusión por el proyecto europeo, no se percibe cuál es su valor añadido, a pesar de que existe, y la crisis del euro y la de los inmigrantes han echado más leña al fuego al crear en ciertos países una sensación de agravio. La reforma del Estado del Bienestar podría ser una vía para recuperar esa ilusión, sobre todo si se mutualizan las pensiones a nivel europeo. También es necesario seguir avanzando en la integración. Según expuso Margallo, el crecimiento económico en Europa es tan bajo porque los inversores no confían debido a que hay 19 gobiernos en la unión monetaria europea. La solución, por tanto, es dar un salto adelante y hacer más Europa, saltar hacia la solidaridad financiera creando los eurobonos, pero haciendo todo ello por partes para evitar el riesgo moral. A su vez Eguidazu apuntó otras áreas en las que no hay más remedio, a su juicio, que integrarse más, como son la unión fiscal, la seguridad interna y la lucha contra el terrorismo, la defensa y la inmigración. Y Margallo añadió la unión bancaria, la unión energética y la agenda digital. El problema para avanzar en esa integración de mercados lo puso de manifiesto Eguidazu al señalar los dos grandes obstáculos a la misma: la resistencia de los países a perder soberanía nacional y el juego de los monopolios nacionales para defender sus intereses particulares. Para facilitar esta integración, Margallo destacó la armonización del impuesto de sociedades y de las cotizaciones sociales, lo que calificó como una condición sine qua non. Y Eguidazu recalcó la importancia de crear un mercado europeo de fondos de pensiones porque reforzaría la idea europea de la ciudadanía si esta percibe que un mínimo de su pensión procede de Europa.
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